La integran los departamentos de Colón y Gracias a Dios, ambos son extensos, conflictivos y con escases de vocaciones a la vida consagrada, lo que obstaculiza una mejor atención al pueblo de Dios.
Con una trayectoria cuyos orígenes se remontan a la época de la conquista y la colonia, la Diócesis de Trujillo, presidia por Monseñor Luis Solé Fa, cumple treinta años de una nueva etapa y de hacer presente el evangelio en los departamentos de Colón y Gracias a Dios, localizados en el litoral atlántico hondureño.
Es una diócesis pluricultural, pues en ambos departamentos se encuentran varias etnias y la mayoría de su población se enfrenta a grandes problemas como la ausencia de infraestructura, servicios de salud y educación y su población está sumida en el olvido.
Trujillo retomó su categoría de Diócesis el tres de julio de 1987, cuando recibió las letras apostólicas de parte de Su Santidad San Juan Pablo II y tomó posesión de la sede Monseñor Virgilio López Irías Q.D.D. G. Su labor pastoral, profética y misionera duró 16 años y ocho meses.
La celebración de ese caminar por treinta años en la etapa actual de la Diócesis, fue presidida por su obispo Monseñor Luis Solé fa, con una Eucaristía concelebrada por todo su clero, la cual se realizó en la parroquia Santos Mártires de Bonito Oriental, pero en cada una de las diez parroquias que conforman esa provincia eclesiástica también hubo misas en acción de gracias.
Fides hace hoy un recorrido histórico de la Diócesis de Trujillo, reproduciendo el editorial de Radio Católica “La Voz del pueblo”, emitido durante la histórica conmemoración.
BAGAJE HISTÓRICO.- La Diócesis de Trujillo cuenta con un bagaje histórico rico en vivencias, conocimientos y dificultades que experimentó en los primeros años de su institución, producida por su ubicación y el afán desmedido de piratas que atacaban frecuentemente, hoy siguen atacando y saqueando este paradisíaco lugar en que fue erigida por el Papa Clemente VII, en el consistorio del seis de septiembre de mil quinientos treinta y uno.
En su larga trayectoria ha tenido muchos prelados, siendo su primer obispo Fray Alonso de Guzmán o Talavera, quien la presidía aun sin tomar posesión. Cabe recordar que nuestra Diócesis estuvo ligada al Arzobispado de México. Posterior mente fue nombrado Obispo Cristóbal de Pedraza, llega a la sede el trece de septiembre de 1539. En la extensa Diócesis lo acompañaron cuatro clérigos, un tañedor de órgano, en total eran quince servidores del Señor y del pueblo.
Pedraza comenzó la construcción de un nuevo templo, porque el primero era insuficiente para albergar la feligresía. La iglesia se erguía majestuosa e imponente ante el azul turquesa de la bahía, que lucía su cálido esplendor y con sus bandas besaba la costa de un lugar perdido en la inmensidad azul y rodeada de los cerros que han sido y serán los guardianes de este puerto.
En 1552 la Diócesis fue trasladada a Sonaguera como consecuencia de los constantes asaltos a Trujillo por los piratas. Dos años después fue nombrado Obispo Jerónimo de Corella, de la orden de La Merced, quien obligado por los ataques de la piratería inglesa, francesa y holandesa, sumado al bajo número de la población decidió trasladar la Diócesis a Comayagua en 1559, la que se concretó hasta en 1572, ya que La Corona, exigió justificaciones para aprobar su traslado. Luego el territorio quedó anexado a la Diócesis de Comayagua
Fue hasta el tres de julio de 1987, que Su Santidad Juan Pablo II, la crea nuevamente diócesis y nombra a Monseñor Virgilio López Irías Q.D.G como Obispo.
TERRITORIO DE MISIÓN.- La Diócesis está constituida por dos departamentos de Colón y Gracias a Dios, ambos son extensos, conflictivos y con escases de vocaciones a la vida consagrada, lo que obstaculiza una mejor atención al pueblo de Dios.
Esta fecha es trascendental para la vida de las comunidades, pues sabemos que la salud espiritual es promovida por esta Diócesis que la consideramos como una porción de la Iglesia nacional y universal, la cual camina, piensa y siente con toda la fuerza del corazón y la mente de catequistas, jóvenes, Delegados de la Palabra, matrimonios consagrados al servicio del Señor y las Comunidades Eclesiales de Base y movimientos entre otros. Su aporte es especial y significativo en el crecimiento de la fe.
Quienes hemos nacido, crecido, desarrollado, vivido esta experiencia de vida diocesana estamos alegres al saber que Jesús tiene un rostro en el pueblo indígena, mestizo, garífuna, misquito, Pech un Jesús pluricultural. Lo que nos anima saber que la Diócesis en un recorrido breve de tan sólo treinta años, con un plan pastoral muy liberador, integrador abre la esperanza y la certeza del amor del Padre. Un amor que quiere acoger, abrazar, contemplar, y recrear, todo nos anima a una conversión profunda
Los pecados grandes o pequeños, no entierran la Misericordia del Señor, porque está en marcha la construcción del Reino de la Comunión, la verdad y la justicia, lo que se contrapone al anti reino de la mentira, la corrupción, el narcotráfico, las privatizaciones de servicios básicos como la salud, la educación , tierra, agua, energía, la justicia y son realidades que hasta en el día de hoy se sigue enfrentando como pueblo, con el acompañamiento del Espíritu Santo, Monseñor Luis Solé actual Obispo y todo su clero que aunque con quebrantos de salud allí están presentes.
Texto y fotos: Wilfredo Rivera
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